Agua caliente sanitaria / Fontanería
Agua caliente sanitaria / Fontanería
La grifería electrónica es la que abre o cierra la corriente de agua de manera automática, en función de si detecta la presencia de las manos del usuario. Se trata de un sistema que permite reducir de manera considerable el consumo de agua, debido a que funciona con la máxima eficiencia. Tanto su caudal como la temperatura que alcanza el agua se pueden regular con antelación, aunque también existe la posibilidad de realizar la graduación de forma manual, con una palanca o válvula termostática
¿Qué vamos a ver en este post?
Los grifos automáticos proporcionan una serie de beneficios que detallamos a continuación:
Ahorro en el consumo de agua que puede reducir a la mitad el volumen total de agua utilizada en cada ocasión. Este ahorro de agua convierte a los grifos automáticos en mucho más beneficiosos para el medio ambiente, ya que evitan el desperdicio de un recurso natural tan preciado como el agua, rebajando el impacto del consumo humano sobre el planeta.
La grifería electrónica incorpora varias medidas de seguridad, como un dispositivo por el que es capaz de cerrar la salida del agua si se sobrepasada un plazo de tiempo que podemos predeterminar. Esto se utiliza con dos fines; por una parte, evitar que se incurra en consumos elevados por el olvido de no cerrar el grifo y, por otro, para evitar que el grifo permita el paso indiscriminado del agua en el caso de que un objeto caiga en la pila y se coloque debajo del caño. Estas aplicaciones son especialmente beneficiosas en el caso de una vivienda en la que haya niños o personas con necesidades especiales.
Otra ventaja de la grifería electrónica en comparación con la tradicional es la limpieza. El hecho de que no haya que manipularlos con las manos para abrirlos o cerrarlos hace que sean no solo más higiénicos, sino también que permanezcan más tiempo limpios. Por otra parte, se puede proceder a desactivarlos para proceder a limpiarlos.
El riesgo de fugas o de una posible acumulación que derive en una inundación es inexistente, porque tienen el cierre asegurado. Los grifos automáticos incorporaran todos estos avances sin que en ningún momento se vea comprometida la disponibilidad de agua ni la sensación de confort que se tiene con los grifos habituales.
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El lugar más común para la instalación de la grifería electrónica son los baños, en los que se pueden colocar en lavabos, duchas y bidés, y en la cocina, en concreto en el fregadero. Hay que subrayar que los primeros usos que se dieron a este tipo de instalación estaban centrados en sectores industriales en los que se utilizaba agua por parte de los operarios de manera intermitente. Esto hacía que, por una parte, se gastara más agua de la debida y, por otra, se produjera un riesgo de contaminación debido al uso intensivo de los grifos para abrir y cerrar la corriente.
Su uso encontró una elevada difusión en hospitales y otros centros de salud, así como en cocinas industriales, ámbitos en los que se presta especial atención por evitar la proliferación de gérmenes y bacterias, y otros agentes contaminantes. Hoteles, aeropuertos y estaciones de por las que pasan muchos viajeros y otros centros públicos muy frecuentados también han vivido en los últimos años un incremento en el uso de estos dispositivos, que poco a poco han ido, también, llegando a los hogares.
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Los grifos automáticos basan su funcionamiento en un sensor de infrarrojos que está integrado en el propio caño. Cuando se produce una intromisión física en el haz de luz, se abre una electroválvula y el agua fluye. Cuando el corte del haz desaparece, el flujo del agua se cierra. Unas baterías o una batería sirven de fuente de alimentación.
Otro sistema de funcionamiento que pueden emplear es un radar que emite una señal y se conectan a la red eléctrica, aunque están menos difundidos. Cuando se detecta una alteración en la onda la señal emitida, el grifo se activa y fluye el agua. En el caso de una ducha, se establece durante la fabricación del grifo una distancia a partir de la cual se pone en marcha el flujo del líquido.