Fontanería / Tuberías y accesorios
Fontanería / Tuberías y accesorios
Las tuberías de agua destinada al consumo, o de la calefacción, tienen a veces aire en su interior. Esto es detectable cuando escuchamos un molesto ruido, cuando activamos un grifo o cuando se ponen en marcha los radiadores. Pero el sonido es solo uno de los inconvenientes, y ni mucho menos el más grave, que supone esta situación. Vamos a conocer qué efectos tiene esta entrada de aire en las tuberías y cuáles son las formas más efectivas de solucionarlo.
Aquellas cañerías en las que ha entrado aire pueden sufrir sobrepresiones y depresiones que pueden llevar a una rotura de la conducción, lo que obligaría a reparar la parte afectada o, en muchos casos, a la sustitución de la tubería completa por otra nueva. El aire también ejerce a veces como elemento que obstruye el paso del agua, ya sea en parte o por completo, pero lo que sí es seguro es que genera una ineficiencia en el uso del agua de las conducciones, lo que hace que se pierda caudal y presión. Por otra parte, las mediciones de caudal circulante dejan de ser exactas.
Además del daño que origina la presencia de aire en las propias tuberías, no hay que olvidar otros elementos que también resultan afectados, como los reguladores de presión y las válvulas, en las que se produce un fenómeno de cavitación derivado de los cambios de presión. La aparición de burbujas de gas o de vapor es dañina para estos accesorios. A esto hay que sumar que existen ciertas partes móviles de los contadores que acusan el desgaste y ven acortada su vida útil.
Existen varias causas por las que puede surgir aire en las tuberías. Hay que recordar que el agua contiene en sí mismo oxígeno disuelto, que aumenta cuando la presión crece. La mayor liberación de ese oxígeno tiene lugar cuando se produce una bajada de la temperatura del agua y un aumento de la presión. Otra causa común de la aparición de aire en las tuberías es la primera puesta en servicio o en el momento en el que el agua vuelve a recorrer una conducción después de un vaciado. También sucede cuando el agua de un hogar permanece cortada durante un periodo largo de tiempo. Otras razones pueden ser la acción de una bomba de agua, a consecuencia del proceso de succión y aspiración.
Las alteraciones de la presión que se originan en las tuberías por los cambios de pendientes hacen que tenga lugar la liberación de aire disuelto. De esta manera aparecen las peligrosas bolsas de aire, que se mueven por las conducciones y terminan por acumularse en las derivaciones y en las zonas más altas, haciendo la circulación del agua mucho menos eficiente, facilitando la cavitación y aumentando las pérdidas de carga.
En el caso de los radiadores, el uso de purgadores es la mejor forma de eliminar el aire en las tuberías de manera sencilla y rápida. Estas válvulas, que suelen estar en la parte superior del dispositivo, pueden ser manuales o automáticos. En el primer caso se trata de un pequeña pieza, con un tornillo que se mueve con un destornillador. Cuando se gira y se produce el desenrosque, el circuito purga el aire, expulsándolo al exterior. Los purgadores automáticos, que suelen estar fabricados en latón, liberan el aire acumulado en el interior mediante el accionamiento de un mecanismo basado en una ‘boya’. En el caso de los radiadores de tipo automático, un purgador en mal estado o que no funciona se sustituye por uno nuevo, pues forma parte del propio circuito de calefacción.
En los radiadores de aluminio se produce una reacción por el contacto con la acidez del agua que da lugar a hidrógeno. Este elemento químico termina por almacenarse en ellos. Para evitar que esta reacción se produzca existen aditivos que se añaden al agua y resultan altamente efectivos. Mediante estos aditivos se logra que el PH del agua supere levemente el valor de 7.
Para quitar el aire de las tuberías de agua se puede optar por una operación doméstica, que consistiría, en su primer paso, en cerrar el suministro de agua cerrando la llave de paso principal sin cerrar la llave de drenaje que comunica las conducciones de la vivienda con la red general de alcantarillado. A continuación se abre, uno a uno, cada grifo de la vivienda. Si se trata de una casa de varias plantas, se recomienda comenzar por los de la planta más baja. Permanecerán abiertos hasta que deje de salir agua por ellos. Una vez comprobado que por los grifos no se libera más agua, se cierra el grifo localizado en el lugar más bajo de la casa para, después, volver a abrir el suministro de agua. Ésta volverá a salir por los grifos acompañada por un ruido y un gorgoteo iniciales que desaparecerán progresivamente.
Si el problema no se soluciona, o persiste durante largo tiempo, es el momento de valorar la contratación de un profesional para resolver la incidencia.